miércoles, 11 de diciembre de 2013

Mi pequeña M.

Mi pequeña M. Que poco te gusta que te hagan la pelota, que poco te gusta que te hinchen a comer y que se metan con tus amigos. Que poco te gusta no poder ayudar, que antes van ellos que tú, que antes solucionas su vida y la tuya ya se arreglara. Que poco mala amiga eres, que poco princesa eres. Tú y tus rizos negrizos que me enloquezen, tú y tu peculiar sonrisilla picarona con los labios juntos, tus "pues se ha quedado un buen día eh" cuando el silencio indunda el aire y quieres que sonríamos, tu forma de mirar como si no existiera un mañana, o lo dulce que eres cuando disimulas ser un angelito recién caído del cielo, y mejor aún, cuando me limpias las lágrimas y pones tu hombro, sabiendo que yo haré lo mismo siempre. Cuando me abres los ojos y me dices las cosas tal y como son y no te andas con rodeos. Tu forma de ver las cosas hacia un lado más positivo y siempre dando esperanzas. Nuestro contra viento y marea, nuestro para siempre. Nuestro, nosotras.

Pero tu a veces también te caes, y ya no eres tan positiva, y por eso estoy yo aquí para recordarte que si sonríes le das una patada a los malos rollos, y cuando no se puede más que sepas que yo tengo un buen oído, buenas palabras o un buen silencio con receta para ti. Y porsupuesto un clinex y un hombro que regalarte en los peores momentos. Y ya ni te cuento, la camtidad de sonrisas y tonterías que tengo para los mejores momentos. Pero aún tengo más para ti. Y es que para ti tengo estrellas, la luna o el sol. Y me quedo corta con todo lo que te mereces.
A veces creemos estar haciendolo bien pero nos olvidamos de esa personita por la que daríamos nuestro mundo, esa personita que realmente es una personaza, y que es lo mas grande de este mundo, de mi mundo. Y es entonces cuando alguien te recuerda que es esa persona era por quién matabas y morías. Y notas como una lágrima recorre tu cara, y detrás de ella vienen otras veinte. Y te das cuenta que no se llora por mentiras, ni por personas irrelevantes en tu vida. Entonces decides reflexionar, retrocer, recordar, volver y abrazarla. Hablarla y cambiar cosas. Iintentar explicarla lo mucho que es para ti, lo mucho que la quieres y lo poco que harías sin ella. Pides perdón. Pero eso no es suficiente, eso solo es una pequeña y diminuta parte. Por eso decides demostrar cada día, que ella, María Muñoz de la Rosa, es tu mejor amiga, antes, ahora y siempre. Y que por ella das tu vida, por que personas así no las encuentras hoy en día. Y por eso es día a día lo que hay que demostrar.
Te quiero mi pequeña M.

1 comentario:

  1. Si de verdad ella es como la describes cuidala porque no hay muchas personas así.
    Me encanta el sentimiento que le pones a lo que escribes.

    ResponderEliminar