Mi pequeña M. Que poco te gusta que te hagan la pelota, que poco te gusta que te hinchen a comer y que se metan con tus amigos. Que poco te gusta no poder ayudar, que antes van ellos que tú, que antes solucionas su vida y la tuya ya se arreglara. Que poco mala amiga eres, que poco princesa eres. Tú y tus rizos negrizos que me enloquezen, tú y tu peculiar sonrisilla picarona con los labios juntos, tus "pues se ha quedado un buen día eh" cuando el silencio indunda el aire y quieres que sonríamos, tu forma de mirar como si no existiera un mañana, o lo dulce que eres cuando disimulas ser un angelito recién caído del cielo, y mejor aún, cuando me limpias las lágrimas y pones tu hombro, sabiendo que yo haré lo mismo siempre. Cuando me abres los ojos y me dices las cosas tal y como son y no te andas con rodeos. Tu forma de ver las cosas hacia un lado más positivo y siempre dando esperanzas. Nuestro contra viento y marea, nuestro para siempre. Nuestro, nosotras.
Pero tu a veces también te caes, y ya no eres tan positiva, y por eso estoy yo aquí para recordarte que si sonríes le das una patada a los malos rollos, y cuando no se puede más que sepas que yo tengo un buen oído, buenas palabras o un buen silencio con receta para ti. Y porsupuesto un clinex y un hombro que regalarte en los peores momentos. Y ya ni te cuento, la camtidad de sonrisas y tonterías que tengo para los mejores momentos. Pero aún tengo más para ti. Y es que para ti tengo estrellas, la luna o el sol. Y me quedo corta con todo lo que te mereces.
A veces creemos estar haciendolo bien pero nos olvidamos de esa personita por la que daríamos nuestro mundo, esa personita que realmente es una personaza, y que es lo mas grande de este mundo, de mi mundo. Y es entonces cuando alguien te recuerda que es esa persona era por quién matabas y morías. Y notas como una lágrima recorre tu cara, y detrás de ella vienen otras veinte. Y te das cuenta que no se llora por mentiras, ni por personas irrelevantes en tu vida. Entonces decides reflexionar, retrocer, recordar, volver y abrazarla. Hablarla y cambiar cosas. Iintentar explicarla lo mucho que es para ti, lo mucho que la quieres y lo poco que harías sin ella. Pides perdón. Pero eso no es suficiente, eso solo es una pequeña y diminuta parte. Por eso decides demostrar cada día, que ella, María Muñoz de la Rosa, es tu mejor amiga, antes, ahora y siempre. Y que por ella das tu vida, por que personas así no las encuentras hoy en día. Y por eso es día a día lo que hay que demostrar.
Te quiero mi pequeña M.
Si de verdad ella es como la describes cuidala porque no hay muchas personas así.
ResponderEliminarMe encanta el sentimiento que le pones a lo que escribes.