lunes, 9 de diciembre de 2013

Fumas en aquel piso destartalado.

Fumabas en aquel viejo piso, como si la vida te fuera en ello. Y es que así era. Fumabas y aliviabas tus ansias de más. Y ahogabas tus penas, y matabas tu amor. Pero siempre, siempre, pensabas en mi. En cada cigarrillo, en cada copa, en cada mujer que llevabas a la cama cualquier noche, ahí estaba yo. Recordandote el amor, y el dolor. Declarandote la guerra.
Yo ya no estaba, solo te quedaba la puta desanuda enfrente y un último cigarro, y ya no tenías más, y te sentías vacío, sin ganas, sin esperanza, sin vida. Y ahora dime, por donde te ibas a ir, que camino ibas a eligir, te ibas a fumar el último o follar era tu mejor opción? Deberías de haber añadido una última opción, la de salir corriendo a buscarme, besarme y volverme a susurrarme un te quiero, pensando que tal vez yo volvería a llenarte. Por que sabías que nuestra historia no tenía finales si me seguías mirando.
Pero no te atreviste ni a pensarlo.

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