domingo, 22 de septiembre de 2013

Lo que ella no sabía es que aquel día su vida daría un vuelco de 180º.


Y allí estaba ella, primer día, vuelta a la rutina, todo se le echaba encima, o más bien todos. Pero ella siempre llevaba su sonrisa de oreja a oreja, nunca le guste que la vieran llorar. Aunque tampoco sufrir, y ya le dolían partes de su cuerpo que ni siquiera sabía que existían.

Entonces apareciste tú. Aliviando cualquier dolor, cambiando cualquier idea de un mal año, cambiando su mundo, que es mi mundo. 
Así, sí. Me dije aquel viernes 20. Y ahora juego a luchar con la tristeza y la vencemos con un soplido. Y es que tu solo tienes la fórmula para hacerme feliz, para hacerme sonreír, y para sentirme la persona más especial del mundo. Ya sabes, amor y ganas de conquistar el universo. Cierra los ojos pequeño, déjate llevar, recuerda mi risa aquel día de verano, y el miedo..., el miedo déjalo bien lejos. Olvida, olvida todo lo triste, que hoy hace sol y somos eternos. Algunas noches como hoy solo deseo que llegue mañana para devorarte poco a poco. Empezando por el cuello y terminando por quien sabe donde. Dejar marcas en tu piel para que nunca olvides el color de mis ojos, el tacto de mi piel, mi pelo largo haciendo cosquillas en tu pecho. Cógete de mi mano, abróchate el cinturón, que ahora mismo sale el avión cuyo destino es el fin del mundo.

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