sábado, 13 de abril de 2013

Anteriormente. O tal vez, próximamente.


Es parecido a un salto en paracaídas. Crees que nunca serás capaz de hacerlo y aun así acabas saltando sin pensártelo dos veces.
Te pones las botas y prometes no fastidiarla. Es una promesa. Tal vez inútil, pero una promesa al fin y al cabo.
El cohete despega y las luces se encienden. El ruido se encarga del resto. Tú solo tienes que bailar y olvidar. La verdad es que podría considerarse como algo muy fácil. Pero todo es más complicado de lo que parece.

De momento brindemos con un colacao por las días que vendrán, todos los amaneceres, atardeceres y anocheceres que nos quedan por vivir. Disfrutemos cada beso, cada caricia como si fuera la última. Yo te morderé, para dejarte la marca, por si al mirarte al espejo no recuerdas quien soy.
Te voy a contar un secreto, tengo un barco preparado dispuesto a surcar los mares a tu lado. La brújula es mi corazón. Y pese a que amo el mar en calma no me disgusta navegar con temporal. Puedes ir llenando la maleta de sueños y momentos, de besos y caricias, porque este barco zarpa ya.

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