Tengo el don
de la oportunidad. Y el de los fallos. Tengo un cajón repletito de reproches y
defectos. Tengo un armario con toda la
mierda pasada y un hueco para la mierda que falta por venir. Tengo, y luego me quedo sin nada. Tienes, y
te acabo dejando seco. Tenéis y acabáis por esconderlo. Tenemos, y acabamos por
matarnos.
Como siempre, como nunca, como mejor sabemos. Con revolver en mano y
balas de acero, como tu, cariño. Como yo, como el patito feo que acabo siendo
muy perro. De acero, anti balas, y anti flechas. En contra de los sentimientos
y a favor de los “todo me da igual”. Convirtiéndonos en vegetales, que miran el
sol anhelando una vida mejor. Siendo estrellas con ganas de acercarse a la
luna, siendo esta con ganas de tocar el sol.
No te escondas tras esa nube, que
vas a acabar con nosotros, no huyas del huracán si aún no lo has visto desde de
sus ojos, no pidas tormentas si no conoces su corazón, no hables de lluvia si
no has bailado bajo ella, y no te quejes del viento si nunca te has parado ha escucharle.
Silencio, eso, cállate, y escucha, ¿lo oyes? No hay nada que oír, solo déjalo fluir,
deja que traspase tu alma, déjalo entrar, y que te inunde en el más hondo
sentimiento, siente. Que te cale por dentro, que quieras vivir una eternidad
para volver a sentirlo.
No te vayas,
quédate a sentir conmigo.
Sera la mejor
proposición que te hagan nunca. No tengas miedo, tienes mi mano, túmbate en mi
pecho, tócame el corazón, justo a dos palmos bajo el ombligo, y deja que entre,
siente,
y nunca más,
dejes de hacerlo.
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