domingo, 13 de enero de 2013

No te olvidaría ni con mil kilos de amnesia.


Todavía recordaba esos momentos en la cama, con él. Habían pasado ya tres meses, como tres tempestades, y aún le echaba de menos. Parecía que su corazón se desquebrajaba cuando oía su nombre, Ese nombre que le retumbaba en su cabeza las 24 horas del día. Por el día intentaba olvidarle con humo y alcohol, y por los noches se quedaba con la compañía de su propia soledad, de la lluvia acompañando a esas lagrimas que le recorrían el cuerpo entero. Un cuerpo que poco a poco iba muriendo, como aquella flor marchita que algún día él la regalo.

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